MARÍA ANTONIA BOLÍVAR, UNA MANTUANA EN TIEMPOS DE REVOLUCIÓN: Orígenes de la familia Bolívar: María Antonia Bolívar, sin lugar a dudas es un ejemplo soberbio sobre lo complicado que fue el tránsito mental para los criollos en el proceso de cambio entre la monarquía española y la República de Venezuela. Afirmamos esto porque, si bien es cierto que la clase social de los blancos criollos fue una de las que se apoderó de la bandera revolucionaria, no es menos cierto que fue la que más contradicciones figuraban en su proceder. Esta realidad se hace más evidente en la figura de María Antonia, la cual siempre fue fiel partidaria de la corona española y era a su vez la hermana mayor del principal líder independentista, Simón Bolívar. Son pocos los datos biográficos que tenemos sobre María Antonia y, las escasas aproximaciones que solemos encontrar están frecuentemente sesgadas a inclinarse a demonizarla o a santificarla, lo cual nubla notablemente la imagen del personaje histórico. Para comenzar, creemos prudente comentar que, la familia Bolívar era una de las de mayor abolengo y prosapia de la Venezuela colonial. Su extirpe data desde los inicios de la consolidación colonial en nuestro territorio, en donde en cada una de las generaciones que se sucedieron desde el inicio hasta que naciera María Antonia, podemos encontrar numerosos personajes destacados en los cargos públicos. Lo que es sencillo imaginar es que las propiedades de la familia Bolívar, emparentadas con los sagrados lazos del matrimonio con otras familias pudientes como la Palacios, Clemente, Toro, Blanco, entre otras, ascendía de manera exponencial. A la muerte de sus padres, el pequeño Simón Bolívar es puesto bajo la tutela de uno de sus tíos maternos, decisión que al chico no agradó, por lo que María Antonia llevó a juicio la tutela de su joven hermano al cual prodigaba maternal afecto. Luego de muchos avatares legales, María Antonia pierde la querella pero se inicia un afecto profundo que solo lo disolverá la muerte. Tiempos de exilio y pensamientos realistas Luego de los formidables acontecimientos de la Campaña admirable, el establecimiento efímero de la segunda República, el apellido Bolívar fue sinónimo de adhesión insurgente, situación que a la señora María Antonia le parecía un desatino de su hermano menor, ya que ella era marcadamente fiel a su educación de valores realistas y, por ende las acciones de su hermano enlodaban la prosapia de su limpio apellido. Con el avance y retoma del territorio por parte de los realistas, acaudillados por José Tomás Boves, la población de Caracas y pueblos aledaños son forzados a huir en masa en un peligroso tránsito que la historia recuerda como el éxodo de Oriente (migración a Oriente); María Antonia se negó con todas sus energías a acompañar al grupo de, en su concepto “descamisados pata en el suelo” que emigraban de la inminente llegada de Boves. No obstante, Simón Bolívar dio órdenes expresas que la obligaran a ella y sus hijos a irse al puerto de la Guaira para embarcarse a Curaçao. Regreso a la patria e inserción en la República Desde esa isla se desplaza a Cuba -asentamiento realista- desde donde muy humildemente le suplica al Rey de España, para explicarle que era una de sus principales adeptas y que había caído en desgracia; le solicitaba una pensión para poder mantener a sus hijos ya que era una viuda desvalida en el exilio y totalmente apartada de sus bienes de fortuna. Dicha ayuda económica fue concedida por un tiempo y retirada luego que su hermano Simón reconquistara el territorio venezolano para la causa patriota. En esas circunstancias de fragilidad, Simón Bolívar la logra convencer después de muchas cartas para que regresara al suelo patrio bajo su protección. Asuntos de herencia y cartas con su hermano Es así como una de las más grandes criollas del extinto sistema monárquico regresa al país en condición de ciudadana. A su retorno, se dedica a poner en orden todo lo relativo al patrimonio familiar y al mayorazgo de su extirpe que, por sus múltiples responsabilidades su hermano no podía atender. Esto no fue tan sencillo, porque después del terremoto de 1812 y los efectos de las guerras, las propiedades familiares se encontraban notablemente deterioradas. En aras de administrar el patrimonio familiar, María Antonia mantiene fluida correspondencia con su hermano y le persuade de sustituir como administrador a su hijo Anacleto Bolívar, quien era un real derrochador y mal individuo para que quedara ella como única administradora de todas las propiedades familiares, las cuales protegió a capa y espada a su manera que, en no pocas ocasiones causó gran enojo a su hermano. Cuando Simón Bolívar alcanzó su punto más alto de gloria latinoamericana, María Antonia le escribió para aconsejarle que no prestara atención a los consejos de aduladores y que no se aceptara el consejo de volverse monarca de América y que no renunciara a su título de Libertador, con el cual aprovechara su autoridad para poner orden en la anarquía reinante en Venezuela. Esta correspondencia junto con el consejo antes referido, es la participación histórica con la cual se recuerda para la posteridad a la gran criolla principal, pero como hemos podido darnos cuenta a lo largo de estas breves líneas, María Antonia fue un personaje mucho más valioso para la historia. Con el cual podemos darnos cuenta de una realidad histórica y no juzgar a la ligera a una mujer, cuyos pensamientos son cónsonos con la educación que recibió y que podemos entenderla como un producto del prolongado tiempo de dominación y genocidio europeo en Venezuela. A la muerte del Libertador, a María Antonia le tocó sobrevivir en un escenario totalmente ajeno a su pensamiento y convicción política y, no obstante se las arregló para vivir los últimos 12 años de vida en un país con un cambio social que no se detendría jamás. Alexis Delgado Alfonzo Historiador
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MARÍA ANTONIA BOLÍVAR, UNA MANTUANA EN TIEMPOS DE REVOLUCIÓN:

Orígenes de la familia Bolívar:
María Antonia Bolívar, sin lugar a dudas es un ejemplo soberbio sobre lo complicado que fue el tránsito mental para los criollos en el proceso de cambio entre la monarquía española y la República de Venezuela. Afirmamos esto porque, si bien es cierto que la clase social de los blancos criollos fue una de las que se apoderó de la bandera revolucionaria, no es menos cierto que fue la que más contradicciones figuraban en su proceder. Esta realidad se hace más evidente en la figura de María Antonia, la cual siempre fue fiel partidaria de la corona española y era a su vez la hermana mayor del principal líder independentista, Simón Bolívar.
Son pocos los datos biográficos que tenemos sobre María Antonia y, las escasas aproximaciones que solemos encontrar están frecuentemente sesgadas a inclinarse a demonizarla o a santificarla, lo cual nubla notablemente la imagen del personaje histórico.
Para comenzar, creemos prudente comentar que, la familia Bolívar era una de las de mayor abolengo y prosapia de la Venezuela colonial. Su extirpe data desde los inicios de la consolidación colonial en nuestro territorio, en donde en cada una de las generaciones que se sucedieron desde el inicio hasta que naciera María Antonia, podemos encontrar numerosos personajes destacados en los cargos públicos. Lo que es sencillo imaginar es que las propiedades de la familia Bolívar, emparentadas con los sagrados lazos del matrimonio con otras familias pudientes como la Palacios, Clemente, Toro, Blanco, entre otras, ascendía de manera exponencial.
A la muerte de sus padres, el pequeño Simón Bolívar es puesto bajo la tutela de uno de sus tíos maternos, decisión que al chico no agradó, por lo que María Antonia llevó a juicio la tutela de su joven hermano al cual prodigaba maternal afecto. Luego de muchos avatares legales, María Antonia pierde la querella pero se inicia un afecto profundo que solo lo disolverá la muerte.

Tiempos de exilio y pensamientos realistas
Luego de los formidables acontecimientos de la Campaña admirable, el establecimiento efímero de la segunda República, el apellido Bolívar fue sinónimo de adhesión insurgente, situación que a la señora María Antonia le parecía un desatino de su hermano menor, ya que ella era marcadamente fiel a su educación de valores realistas y, por ende las acciones de su hermano enlodaban la prosapia de su limpio apellido.
Con el avance y retoma del territorio por parte de los realistas, acaudillados por José Tomás Boves, la población de Caracas y pueblos aledaños son forzados a huir en masa en un peligroso tránsito que la historia recuerda como el éxodo de Oriente (migración a Oriente); María Antonia se negó con todas sus energías a acompañar al grupo de, en su concepto “descamisados pata en el suelo” que emigraban de la inminente llegada de Boves. No obstante, Simón Bolívar dio órdenes expresas que la obligaran a ella y sus hijos a irse al puerto de la Guaira para embarcarse a Curaçao.

Regreso a la patria e inserción en la República
Desde esa isla se desplaza a Cuba -asentamiento realista- desde donde muy humildemente le suplica al Rey de España, para explicarle que era una de sus principales adeptas y que había caído en desgracia; le solicitaba una pensión para poder mantener a sus hijos ya que era una viuda desvalida en el exilio y totalmente apartada de sus bienes de fortuna. Dicha ayuda económica fue concedida por un tiempo y retirada luego que su hermano Simón reconquistara el territorio venezolano para la causa patriota.
En esas circunstancias de fragilidad, Simón Bolívar la logra convencer después de muchas cartas para que regresara al suelo patrio bajo su protección.

Asuntos de herencia y cartas con su hermano
Es así como una de las más grandes criollas del extinto sistema monárquico regresa al país en condición de ciudadana. A su retorno, se dedica a poner en orden todo lo relativo al patrimonio familiar y al mayorazgo de su extirpe que, por sus múltiples responsabilidades su hermano no podía atender.
Esto no fue tan sencillo, porque después del terremoto de 1812 y los efectos de las guerras, las propiedades familiares se encontraban notablemente deterioradas. En aras de administrar el patrimonio familiar, María Antonia mantiene fluida correspondencia con su hermano y le persuade de sustituir como administrador a su hijo Anacleto Bolívar, quien era un real derrochador y mal individuo para que quedara ella como única administradora de todas las propiedades familiares, las cuales protegió a capa y espada a su manera que, en no pocas ocasiones causó gran enojo a su hermano.
Cuando Simón Bolívar alcanzó su punto más alto de gloria latinoamericana, María Antonia le escribió para aconsejarle que no prestara atención a los consejos de aduladores y que no se aceptara el consejo de volverse monarca de América y que no renunciara a su título de Libertador, con el cual aprovechara su autoridad para poner orden en la anarquía reinante en Venezuela.
Esta correspondencia junto con el consejo antes referido, es la participación histórica con la cual se recuerda para la posteridad a la gran criolla principal, pero como hemos podido darnos cuenta a lo largo de estas breves líneas, María Antonia fue un personaje mucho más valioso para la historia. Con el cual podemos darnos cuenta de una realidad histórica y no juzgar a la ligera a una mujer, cuyos pensamientos son cónsonos con la educación que recibió y que podemos entenderla como un producto del prolongado tiempo de dominación y genocidio europeo en Venezuela.
A la muerte del Libertador, a María Antonia le tocó sobrevivir en un escenario totalmente ajeno a su pensamiento y convicción política y, no obstante se las arregló para vivir los últimos 12 años de vida en un país con un cambio social que no se detendría jamás.

Alexis Delgado Alfonzo
Historiador